"Hornear puede ser considerado como una ciencia,
pero es la química entre los ingredientes
y el cocinero que da la vida a postres.
La cocción se realiza por amor,
para compartir con la familia
y los amigos; verlos sonreír."
Anna Olson
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Últimamente la casa de mis padres huele a panadería en las tardes y ese aroma ya se esta reflejando por estos lugares. Aprovechando estos días en los que sigo compartiendo muy feliz con ellos y con Lu. Hoy llego con una receta que surge como antojo lujurioso de esos que te rondan por días en la cabeza..., de esos que te hacen entrelazar las manos maquinando y deseando tener muchas de estas delicias francesas al frente tuyo para aprovechar el desorden y tan solo ser felices con esos ricos manjares. (Hace unos días estuve en una panadería fantástica con mi madre, a propósito... luego de un merecido cambio de look mutuo donde las chicas de la casa H., L. y la suscrita fuimos las osadas del hogar y nos fuimos a cambiar y renovar caras para empezar año con las pilas recargadas. Mientras esperábamos el cambio más largo de todos el de Lu. nos fuimos con mamá a desayunar unos deliciosos croissants de almendras con té... ése día quedamos con ganas de más junto con mi querida madre y he aquí el antojito que surgió de tal desayuno).
