Calor de hogar, desayunos compartidos, aires de Navidad en medio del frío de mi ciudad natal, hacen que el compartir momentos y segundos con quienes no ves hace un buen tiempo, sea lo más importante, más que cualquier regalo físico. Nada mejor que la presencia de un abrazo, la sonrisa espontánea de un te quiero..., lo valen todo, para cargar energías, para recargar tu ser.
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