La mañana recibe su ser...,
Ana tiene ojos cristalinos, siempre le brillan cual par de caramelos lustrosos...,
una sinceridad pura se desgarra siempre de su alma,
rodeados de largas pestañas encrespadas,
aquellos ojos de color marrón profundo y claro envuelven su dulce mirada.
Mientras se alista a tomar el tren,
amanece entre cielos azules en su mundo sideral,
...ríe y suspira emocionada. La realidad aparente es otra...,
iris que refleja unos nubarrones grises; esos que enmarcan aquella mañana de abril
a las 11:11 el sonido del tren a lo lejos marca su llegada,
ese sonido es el llamado que ella siempre reclama.
Tiene un corazón tan grande como la luna y el sol,
de mirada tierna y genio fuerte,
valiente siempre, mira al frente,
con la cara lavada, labial rojo, tacones altos,
suspira ansiosa..., el aliento entrecortado le responde a su corazón acelerado...
se prepara a dar ese gran salto,
cejas hermosas, piel de lucero,
ojos que a veces se inundan de lluvia,
con cada parpadeo salen suspiros,
esperanza y fortaleza encienden su alma,
ha llegado la hora de elegir su camino
*
Chiquilla de mi corazón, siempre habitarás en él.