Por fin las Perrunillas están en el blog
_______Una mañana azul de un día de otoño, en donde la estación no es tan marcada, pero algunos árboles sí lo sienten y ya están deshojados. Abres los ojos y la luz del día penetra por completo en el cuarto, la palmera te saluda moviendo sus hojas sutilmente, la tortola en su nido sigue allí muy a la espera y paciente. Algún picaflor pasa y se posa en una de las ramas... . Es hora de levantarse, de seguir adelante, con el ritmo desenfrenado que traemos y que en cierta medida hace parte de nuestros días, donde el "uno compartido" se hace presente siempre en nuestras vidas. Ese uno que tiene una mezcla de las dos caras de nuestro ser, ese uno que se fusiona con lo bueno y lo malo, con las alegrías y las tristezas, con los instantes que vivimos. Ese uno que se va formando con el tiempo y el proceso, ese uno que trabaja en equipo, que se mimetiza, que se conoce y se sostiene, donde cada parte de aquello que lo acompaña esta ahí, presente, cambiante, atenta y alerta a todo por un lado, dispuesta, feliz y enérgica por el otro...
En uno de los viajes a São Paulo, algún día en medio del camino en una parada del bus llegamos al punto intermedio del camino casi llegando a Campinas, la empresa generalmente tiene sus puntos de paradas marcados en las mismas tiendas. Pues hace algún tiempo, en uno de los viajes estuve revisando en la sección de panadería y repostería dulces que por acá se ven y que claramente hacen parte de la maravillosa culinaria de Portugal que se ha arraigado también por supuesto en Brasil, donde los más famosos pasteles de Belen o pasteles de nata, también se ven por estas latitudes...