“...Entonces yo amarraba mi bicicleta, me subía yo al tren, compraba yo mi borrego y lo echaba en la mochila, me subía al tren con mi borrego, mi cabeza y todo ahí ensangrentado ahí en bolsas de plástico y luego los policías se subían y yo era temblando con mis piernas…
Cristina Martínez
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